Caminemos hermanos,

que la vida reitera y nada más,
que el cuerpo espera y no pide paz.
Y si no tenemos alas,
es porque no necesitamos aletear.

Hermanos, no de fe, sino de sangre,
engendrados por la misma e inevitable sociedad,
criados por un idéntico temor,
evitemos con capa y acciones
concebir una prole condenada a la indistinción.

Abandonemos hoy los rigurosos reclutamientos
que tanto nos acongojan desde el sol hasta los sueños.
Todos por ser parte de un tropel que ciegamente,
sigue las sendas ya recorridas y ya lamentadas
por aquellos que muy tarde lograron volar.

Tomemos un camino por igual,
que nunca sea el mismo y cada quien
se sepa aventado por el soplo de su complacencia.
Y seguir así hasta alzarnos y evaporarnos
junto a las nubes que rodearán nuestra ufanía.

Gritemos hermanos,
que el cielo te escucha y pide más,
que tienes aliento de vida justo atrás.
Y si no tenemos alas,
es porque no queremos volar.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

...y si no tenemos alas es porque no queremos volar

orale eso me gusto mucho mucho
tienes mucha razon
muy muy buen texto.

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